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PACO MARTÍN, UN MAESTRO AL TIMÓN DE «LA ALMOGUERA”

PACO MARTÍN, UN MAESTRO AL TIMÓN DE "LA ALMOGUERA”

Paco lleva poco más de seis años inmerso entre imponentes jábegas de aspecto milenario que descansan sobre la arena de las playas malagueñas, con su ojo fenicio en la proa vigilando el horizonte de ese mar al que los romanos denominaron Mare Nostrum.
“Granaíno”, de Motril, aunque malagueño de pro debido a circunstancias de la vida. No sólo es que sea una persona acostumbrada a dar clases magistrales de Historia del Arte, sino que le sobra arte a la hora de narrar las historias sobre las barcas de jábegas

Paco, te acercaste bastante tarde a este peculiar mundo del remo en barca de jábega ¿cómo fue ese primer contacto?

Siempre me ha gustado el deporte, pero, la verdad, no he tenido nunca una especial vinculación con el mundo de la mar, pese a ser oriundo de Motril y tener la costa desde bien chico como algo habitual dentro de mis recuerdos. En mi familia se dedicaban más a trabajos de interior, del campo. El rebalaje, que es como llamamos aquí a todo lo relacionado con las actividades costeras y del mar, no era algo que me atrajera con especial interés. En cuestión de deportes, la bici de montaña y otros eran más afines conmigo. Fue gracias a un alumno mío, que posteriormente también trabajó conmigo en la Escuela de Arte, y que remaba en un club de jábegas, quien me introdujo, casi sin querer, en esta aventura. “¿Cuándo me vas a llevar contigo a remar?” le preguntaba insistentemente todos los días medio en broma. Hasta que un día, me llevó. Y ya todo cambió para mí desde entonces. Ahora, desde que he dejado mi labor docente me he podido implicar más a fondo tanto con el club como con la ART (Asociación de Remo Tradicional)

Cuéntanos, ¿cómo es el club al que perteneces?

Bueno, el Club “El Pedregalejo” está en un entorno de la ciudad de Málaga privilegiado. Rodeado de playa, con pequeñas ensenadas de arena que nos facilitan, y mucho, el acceso al mar. Tenemos el apodo de “Tiburones”, y lo hemos añadido al nombre del club. Son unas modestas instalaciones municipales en las que unos 150 socios disfrutamos de este deporte. Tampoco aspiramos a aumentar más ese número pues entendemos que así las cosas se llevan de un modo más cercano, como si de una gran familia se tratara… Y no será porque no haya gente interesada. Realmente a competición se dedican unos 65 miembros, el resto forman lo que llamamos “grupos de ocio”. Son gente que sale a remar para disfrutar, para pasar un rato juntos sin la presión añadida de los duros entrenamientos y las exigencias de la competición. También, todo hay que decirlo, porque algunos tampoco reúnen los requisitos necesarios para ello, bien sea por la edad, forma física, etc., y su mayor afán es acabar su jornada de jábega riendo y contando anécdotas en el chiringuito, con una cerveza bien fría entre amigos. Es la parte más social del club, que funciona también como punto de encuentro de gente proveniente de ámbitos muy diferentes.

Paco Martín

La parte social es muy importante, pero ¿cómo lleváis la parte deportiva?

Hay un poco de todo. Hace un par de temporadas nos costaba formar incluso un equipo de juveniles. Ya sabes, los jóvenes son algo más inestables a ciertas edades con los compromisos y suelen poner otras preferencias por delante. Es algo que afecta a la mayoría de los clubes de remo.

En cambio, los veteranos, que son los que más triunfos llevan, están logrando muy buenas actuaciones, sin olvidarnos del equipo femenino. Las chicas han subido mucho el nivel estos últimos años, tras tener un pequeño bajón cuando su anterior patrón dejó el equipo. Han sabido recuperarse con creces e incluso cuando han competido con el llaut, otro tipo de embarcación mucho más ligera, son de fibra en vez de madera, y donde han obtenido unos muy buenos resultados en el Campeonato Autonómico. Son ya un número considerable de remeras y podrían perfectamente formar un segundo equipo.

Habitualmente tu posición es de patrón, pero ¿siempre has ocupado ese puesto?

Qué va, he hecho de todo un poco. También he remado, aunque menos. Por mi complexión física aporto más al equipo en la popa, de “mandaor” con la “espaílla” que es como llamamos aquí al patrón y al remo que hace las veces de timón y que, en ocasiones, también tenemos que ayudar con él en la remada. Según como se presente el estado de la mar, la banda de tres (estribor) se puede quedar corta, dependiendo de por dónde nos golpee la ola y hay que arrimar el hombro con la espaílla. Hay una expresión muy ilustrativa de esto entre los patrones que nos decimos cuando pedimos opinión a otro y está brava la mar… “Te vas a jartá de remá”.
Hay que puntualizar que la jábega difiere mucho de las traineras. Aquí van cuatro jabegotes (remeros) por la banda de babor mientras que sólo tres por la de estribor. De ahí los nombres de las bandas, de tres, o también denominada de proba, y de cuatro, o de corulla, aunque sobre esos nombres también existe una cierta discrepancia a la hora de usarlos y dependiendo de con quien hables.

También he hecho mis incursiones de metebríos con los veteranos, una figura que para muchos pueda ser desconocida, pero es muy relevante en nuestra competición. Es un tripulante que, como su nombre indica, está para animar al resto de tripulación, marcar el ritmo, llevar elementos auxiliares, etc. Se lleva tan sólo en competición en la popa, entre el “mandaor” y los jabegotes, aunque solemos prescindir de él en los entrenamientos. Es obligatorio por normativa, siempre se busca a alguien menudo y ligero, que no lastre mucho la popa  y, precisamente, yo doy el perfil adecuado también. Antiguamente, cuando la jábega se usaba para la pesca, al igual que la trainera, ese puesto lo ocupaba un niño de corta edad que realizaba todo tipo de funciones auxiliares dentro de la barca.

Jábega Pedregalejo
Barca de jábega

Estáis llenos de sorpresas y curiosidades. Dos deportes tan parecidos, incluso en sus orígenes como embarcaciones tradicionales de pesca, pero a la vez con tantas diferencias ¿Qué otras peculiaridades tienen estas embarcaciones?

La verdad es que deportivamente la barca de jábega no ha evolucionado tanto como las traineras. Es un remo de competición más tradicional. Aquí se siguen realizando las embarcaciones a mano, de madera, y las construyen los que denominamos “carpinteros de ribera”. Por desgracia, es un arte que se está perdiendo y solamente queda uno que pueda realizar todavía este tipo de trabajos. Y menos mal que ya no usamos habitualmente las que llamamos “jábegas pesadas” que era lo normal hasta hace 3 años. Éstas podían llegar a pesar los 900 kilos. Las de competición de hoy en día han aflojado bastante y rondan los 500, que no es poco. Nosotros tenemos tres pesadas y una ligera, a parte de un llaut. Somos el club en competición con mayor número de embarcaciones, entre ellas y la más emblemática es “La Almoguera”, una jábega pesada además de toda una obra de artesanía. También en alguna zona de Granada han intentado recuperar esta típica embarcación, que no sólo es tradicional de Málaga. En La Herradura, por ejemplo, construyeron recientemente un nuevo modelo de jábega entre un grupo de vecinos, con muchas inquietudes, pero poca experiencia en estas lides. No se atiene a la totalidad de los
cánones habituales pero la idea era recuperar una tradición dada ya por desaparecida. 

Pedregalejo Jábega

Otra peculiaridad es que aquí las barcas de jábega descansan varadas en la arena de la playa, mirando al mar. Debido a su peso y su dificultad de transporte optamos por elegir una solución más práctica y dejarlas a unos metros de la orilla para facilitar su posterior uso. Era también la manera tradicional de dejar las antiguas jábegas dedicadas a la pesca y que seguimos imitando. 

En realidad, la barca de jábega y la trainera son la consecuencia de extender las labores tradicionales de la mar al ámbito deportivo. La jábega en el Mediterráneo y la traína, o traíña, cantábrica eran artes de pesca ya desaparecidas que formaron parte de la idiosincrasia de esas sociedades marineras. Esas costumbres las hemos recibido en herencia como patrimonio y está está en nuestras manos conservar esa parte de nuestra historia y de nuestras tradiciones.

Jábega

¿Cómo se desarrolla una regata de barcas de jábega?

Lo primero, dependiendo de donde se dispute podemos llevar la jábega remando cuando es alguno de los Grandes Premios de Málaga, como es el del Candado, o en municipios cercanos, como La Cala del Moral. Si es algo más lejos se remolcan con una motora, incluso tres jábegas a la vez y en línea, como en Torremolinos. Algunos clubes tienen un transportín para los viajes más largos por carretera, nosotros no llegamos a eso. El embarque y desembarque lo hacemos en la propia playa, eso sí, siempre con la proa mirando al mar, lo otro te trae “mal fario”. Es un momento muy delicado, el más peligroso de toda la jornada. Si una ola golpea demasiado fuerte la jábega de costado y la vuelca es imposible voltearla de nuevo a mano. Además del riesgo de que 500 kilos caigan sobre alguien de la tripulación de golpe. Nos damos el relevo unas tripulaciones a otras en la orilla, entre olas, algo que nos ha supuesto algún susto que otro, y muy serio, además. No siempre podemos tener una embarcación por categoría y, si fuera necesario, hasta tomamos prestada la de otro club. Tenemos la norma no escrita de compartir las embarcaciones si va a competir una categoría y ese club no tiene ninguna embarcación disponible en ese momento. Y la cumplimos todos. El resto, no difiere mucho de cualquier otro tipo de regata. Con sus mangas, sus ciabogas, sus jueces, etc.

Pedregalejo jábega

Los estrobos también son un elemento habitual en vuestras embarcaciones ¿Qué características tienen los estrobos de una jábega?

Nosotros manejamos habitualmente dos tipos de estrobos, el de la jábega y el que usamos para el llaut. Hay gente que los intercambia, pero lo habitual es que cada uno se use en un tipo embarcación. El de la jábega se hace mediante una serie de vueltas y nudos, dejando una cierta separación para que el remo pueda interactuar correctamente con el tolete. Cada uno tiene su gusto y su técnica, le aplica su tensión, etc. Solemos llevar siempre algún cabo de repuesto en la embarcación por si se rompe alguno de ellos poder improvisar uno en medio del agua. El estrobo del llaut es ya similar al usado en las traineras, un anillo trenzado de cuerda en el que cada uno tiene su pequeño secreto a la hora de confeccionarlo.

La Liga de jábegas lleva también adjunta la Copa Pepe Almoguera ¿Qué representa la figura de Pepe Almoguera para el mundo de las jábegas?

La Copa Pepe Almoguera es un premio deportivo en memoria del que consideramos precursor de la competición de jábegas. Su padre Julián emigró durante la posguerra a Argentina, junto a otros muchos españoles, y allí fue donde nació Pepe en 1953. Julián trabajó como carpintero de ribera en los astilleros del Paraná y, tras su regreso a España en los 60, construyó la primera barca de jábega. Se instalaron en Pedregalejo, en la orilla de la playa de las Acacias, donde Pepe, con 16 años ya, soñaba con imitar a los ídolos del surf que veía en las películas americanas del cine de la época. Se construyó sus propias tablas en los astilleros Nereo, en los que trabajaba su padre, y fue el primer surfista de Málaga.

Pepe Almoguera
Pepe Almoguera

Con el paso de los años fue sumando adeptos a esta nueva actividad deportiva y acabó siendo fundador y primer presidente del Málaga Surfing Club. Pepe destacó además por su pasión por las jábegas, algo heredado de su padre, siendo el principal promotor de la ART (Asociación de Remo Tradicional) y de la creación de la Liga de Jábegas. Falleció en 2014 y la Copa lleva su nombre como agradecimiento a toda su labor y trayectoria.

¿Cuál es el estado de “salud” actual de las barcas de jábega y su competición?

A ver, se ha mejorado mucho y se han creado numerosos clubes. La falta de profesionales que se dedican a la construcción de barcas de jábega lastra un poco el sacar nuevas embarcaciones al agua y los pocos carpinteros de ribera que quedan, actualmente sólo contamos con uno en activo, guardan con celo sus plantillas y secretos profesionales. Así es complicado darle continuidad a todo esto, pero se va haciendo lo que se puede. Aficionados, como te dije anteriormente, hay muchísimos, incluso más de los que podamos absorber los clubes. Pero ya en competición la cosa cambia. La categoría femenina y de veteranos son las más estables y en juveniles suele costar un poco más encontrar implicación seria entre los remeros. Es una competición dura, en pleno verano, y a ellos les gusta estar a otras cosas.

Tuvimos nuestra época dorada cuando “El Corte Inglés” patrocinaba los campeonatos. Por entonces, un jabegote se podía llevar de premio perfectamente tras ganar una regata el equivalente a un jornal de la época para casa. Eran tiempos difíciles y ese dinero ayudaba a muchas economías familiares a tirar para adelante. En esa época la rivalidad en el agua era otra cosa. Ahora nos cuesta mucho más sacar una liga adelante y toca hacer muchos esfuerzos.

Fíjate la importancia que ha tenido la jábega en nuestra sociedad que hasta un palo de flamenco típico de Málaga se denomina “jabegote” o cante de los marengos (marineros). Uno de sus principales impulsores fue Juan Ternero Mingorance, apodado “Niño de las Moras”, quien compaginaba sus labores de jabegote con la venta de estos frutos, de ahí el apodo. Es un cante originario de las playas de El Palo y Pedregalejo, con una temática relacionada con los trabajos que realizaban habitualmente los jabegotes en tierra firme y que Juan supo difundir incluso a nivel internacional con sus numerosas actuaciones y premios.

Seguro que tienes muchos recuerdos especiales o anécdotas ¿Cuál guardas con especial cariño?

Son muchos los acumulados durante estos años. La victoria del equipo femenino la pasada temporada en casa del líder, La Araña, es uno de los más emotivos. Por otro lado, la regata en Torremolinos en la que tuvimos que salir a nado por el mal estado de la mar, que nos impedía llegar con seguridad a la playa, podríamos destacarle entre los menos agradables…

Aunque quizás me quedaría con una experiencia muy peculiar de hace ya casi 5 años, en Venecia. Nos desplazamos allí, junto a La Espaílla de El Palo, con nuestra emblemática jábega, “La Almoguera”, para disputar la 44ª edición de la Vogalonga, una ruta de exhibición de treinta kilómetros que atraviesa la ciudad italiana desde la plaza de San Marcos hasta rodear la isla de Burano. Fueron más de 2.200 kilómetros en coche remolcando la embarcación para acabar rodeados de otras 2.000 más de características similares, todo tipo de barcas tradicionales,
pero sin motor, y procedentes de todas las partes del mundo, en la que creo que es la mayor concentración de este tipo. Es una sensación única e inolvidable navegar por el Gran Canal, repleto de barcas de todas las clases y donde uno no tenía apenas sitio para pasar. Cuando salimos a aguas abiertas, hacia Burano, la cosa cambió y todo fue mucho más relajado.

Nos han quedado muchas cosas en el tintero y sería fantástico poder seguir escuchando a Paco contando, con “su buen narrar”, otras mil historias y anécdotas más sobre las barcas de jábega. Se nota que los años de profesor le han dotado de una habilidad excepcional a la hora de transmitir su conocimiento a los demás. El tiempo y nuestro espacio es limitado, pero, a buen seguro, que no será la última vez que hagamos una incursión por este mundo de las jábegas y sus protagonistas.

Si te ha gustado esta entrevista seguro que te gustará la que hicimos a la remera veterana de los «Tiburones» de Pedregalejo Julia Martín o la de una grandísima remera santurtziarra como es Izaskun Etxaniz