La Música de las Estrellas
La Música de las Estrellas
Las distintas teorías científicas, desde mitad del S.XIX hasta finales del S.XX, nos han llevado a la conclusión, de que nuestros antepasados más remotos, son las estrellas. Esferas enormes de gas, en las que se fusiona la materia gracias a una elevadísima temperatura conseguida por la vibración y fricción de los átomos más básicos (hidrógeno), que junto con las fuerzas elementales primigenias, se hace efectivo que en el núcleo de esas estrellas, se fabriquen elementos más pesados, que forman planetas, satélites o asteroides, e incluso donde la vida, puede llegar a producirse dentro de un medio habitable y donde se dan las condiciones perfectas para que se pueda conservar y evolucionar, en organismos más complejos e inteligentes, como somos los seres humanos.
En el universo, cualquier cuerpo formado por materia, tiene la propiedad de vibrar. Esa vibración, se libera y se cuantifica en forma de onda y de partícula (fotón), transformándose así en energía. Eso mismo, quiere decir, que cualquier cuerpo, sustancia o átomo de este universo en el que vivimos, emite un sonido en forma de onda. Las frecuencias, en que se mueven los sonidos de los distintos cuerpos, son completamente distintas unas de otras, y todo ello depende de la masa o de la densidad que puedan tener todos ellos.
Es verdad, que una onda producida en la frecuencia que sea, si no tiene un medio donde se pueda distribuir de manera regular, no puede ser escuchada por el oído humano. Por ejemplo, sería posible, en un medio acuoso en forma de gas, como es nuestra atmósfera, en el agua de los océanos o en una nebulosa de gas caliente en formación de estrellas. También, depende del rango frecuencial por donde se muevan estas ondas. Para que el ser humano pueda escuchar un sonido, éste debe encontrarse entre las bandas de 16 Hz a 20 kHz, aproximadamente. Quiere decirse, que una onda que se encuentre por debajo o por encima de estos límites, no podrá ser identificada por nuestro sentido del oído. Poco importa eso realmente, puesto que, en el cosmos, las frecuencias en las que se encuentran las vibraciones de los cuerpos cósmicos o de la materia en sí, suelen estar muy por debajo del rango de sub-graves.
En un ejemplo muy práctico, podemos tener constancia de la frecuencia en la que se mueve nuestro planeta: La Tierra.
Estos datos, se basan en una ecuación matemática sencilla, con datos constantes, como son: los días, las horas, los minutos y los segundos, en nuestro concepto del tiempo. Tenemos que saber, que una frecuencia (en sonido), es el número de repeticiones por unidad de tiempo de una onda o vibración, y está formada por dos ciclos medidos en periodos. Por ejemplo, si una onda de sonido vibra 120 veces en 1 segundo, significa que está en una frecuencia de 120 Hz. Partiendo de este principio, La Tierra, efectúa su movimiento de rotación en lo que tenemos determinado como “un día”, que son: 23 horas, 56 minutos y 4 segundos; si lo convertimos todo a segundos, sería un total de 86.164 s.
Para saber cuántas veces se repite la vibración del planeta en un segundo, tendríamos que realizar la siguiente operación:
1/86.164 s = 0,00001161 Hz
Con este resultado, obtendríamos la frecuencia exacta de La Tierra, respecto al día solar. Pero, como podemos observar, la frecuencia medida en hercios que vemos, está extremadamente muy por debajo de lo que cualquier oído, de cualquier ser vivo pudiera captar, o sea, es un sonido que está en una frecuencia inaudible. Para reconocer ese sonido, lo que tendríamos que hacer, es multiplicar por dos el resultado obtenido, tantas veces como sea necesario para que la frecuencia esté dentro de un rango audible para nosotros: entre 16 Hz y 20 kHz. (Exponente potencial).
(0,00001161 Hz x 2) 2^24 = 194,78 Hz
A esto se le llama: bisección frecuencial. Que en armonía musical, se denomina subir una octava 24 veces (octavar). Por lo tanto, la frecuencia de un día terrestre de La Tierra, es de 194,78 Hz. Esta frecuencia, coincide con la nota “Sol (3)”, en nuestro temperamento musical actual (195,998 Hz), pura coincidencia. Hans Cousto; escritor, matemático y científico musical, nacido en Suiza, en 1948; fue el que difundió este principio, con el cual estoy de acuerdo en la forma científica y matemática, aunque discrepo bastante del resto de lo que escribió en su libro “La Octava Cósmica”. Entiendo que la ciencia es demostrable a través de los números, lo demás es etéreo aunque respetable.
También podemos calcular la frecuencia anual de nuestro planeta, y simplemente podemos hacerlo, contando con los datos que completan el ciclo completo del movimiento de traslación terrestre:
Un año sidéreo, tiene una duración exacta de 365 días, 6 horas, 9 minutos, 9 segundos y 733 milisegundos. Por lo que haremos la misma operación que en el punto anterior. Serían 31.558.150 segundos en total. Ahora aplicamos la ecuación del hercio: 1 Hz = [1/s]
1/31.558.150 s = 0,00000003169 Hz
Una vez obtenida la frecuencia fundamental, biseccionamos el dato hasta que nos encontremos en nuestra banda de frecuencia, cómoda y audible. Multiplicaremos exponencialmente hasta conseguirlo:
(0,00000003169 Hz x 2) 2^33 = 136,11 Hz
Y obtenemos que la frecuencia de La Tierra, en un año terrestre, es de 136,11 Hz. Cotejándolo con el diapasón en nuestra escala diatónica musical, se aproxima bastante a la nota “Do#/Reb (3)” (138.591 Hz).
Nuestro satélite, La Luna:
Tarda 27,32 días en hacer su movimiento de rotación y también el de traslación, es exactamente el mismo, por eso siempre nos muestra la misma cara. Son 2.360.448 segundos en ejercer los dos movimientos.
1/2.360.448 s = 0,0000004236 Hz
(0,0000004236 Hz x 2) 2^29 = 113,71 Hz
La frecuencia de la luna, es de 113,71 Hz, en sus dos movimientos. Tiene una frecuencia entre “La y La#/Sib (2)” (110 y 116,541 Hz).
Nuestra estrella, El Sol:
Para saber una frecuencia aproximada del Sol, es algo bastante más complicado, puesto que la estrella, orbita alrededor del centro de nuestra galaxia: La Vía Láctea. Por lo que las medidas en espacio y tiempo, se disparan estrepitosamente. Ya no podemos medir en días, kilómetros o ni siquiera en unidades astronómicas (distancia de La Tierra al Sol – 150.000.000 Km. como media, aprox.). En distancias tan vastas, es necesario medir en años luz (al). Entonces, sabiendo cual es la distancia aproximada de la órbita de nuestra estrella con el centro de la galaxia, que es de 150.000 años luz (al), podemos empezar a diseccionar cifras:
1 año luz = 9,46 x 10^12 Km (9.460.730.472.580,80 Km).
Con distancias astronómicas, lo más favorable siempre, es simplificar los ceros con potencias.
También es necesario reducir la distancia en metros y el tiempo en segundos.
1 año luz = 9,46 x 10^15 m (9.460.730.472.580.800 m)
9,46 x 10^15 m x 150.000 al = 1,41 x 10^21 m (1.419.109.570.887.120.000.000 m)
La velocidad media del Sol en su órbita es de 108.678,61 m/s
1,41 x 10^21 m / 108.678,61 m/s = 1,30 x 10^16 s (13.057.855.367.188.815 s)
El resultado del tiempo que tarda El Sol en recorrer su órbita, es de 1,30 x 10^16 segundos (400 millones de años aprox.). Hay que tener muy en cuenta, que estos datos no son nada objetivos, puesto que nuestra estrella, cuando se encuentra en su punto más alejado del centro de la galaxia (afelio), viaja a una velocidad exageradamente superior a cuando se encuentra en el punto más cercano al mismo centro (perihelio), y en sus puntos medios va acelerando y desacelerando, a causa del tirón gravitacional, por lo que sería una ecuación larga y compleja. Prefiero utilizar estos datos aproximados, ya que el fin del experimento es encontrar una frecuencia con un dato en cuestión. Así es que, sabiendo los segundos de la órbita completa, hacemos la ecuación final:
1/1,30 x 10^16 s = 0,00000000000000007658 Hz
(0,00000000000000007658 Hz x 2) 2^62 = 176,58 Hz
La frecuencia del Sol, respecto al centro de La Vía Láctea, es de 176,58 Hz. Estaría levemente por encima de un “Fa (3)”, en nuestra escala natural.
Como hemos podido comprobar, según la distancia de cualquier cuerpo, para con un centro gravitacional determinado y la órbita que éste pueda describir alrededor de dicho centro, el cálculo, puede ser más o menos complejo, y más o menos exacto. Me gustaría una vez más, retaros a que vosotros hagáis el cálculo de algún planeta del sistema solar o de un cometa que tenga su órbita alrededor del Sol, como puede ser el Cometa Halley. Si os atrevéis con algo más magnífico, por supuesto, lo podéis probar. De cualquier modo, me gustaría que me comentarais el proceso y el resultado en la siguiente dirección de correo, si os parece bien: marcollada@gmail.com
Se puede decir de manera romántica, que la música también viene de las estrellas. De alguna forma, nosotros, los seres vivos y en especial los seres humanos, aparte de la propiedad para emitir una vibración en una frecuencia dada, tenemos la capacidad de aprovechar todos esos sonidos emitidos por distintos objetos y cuerpos, para transformarlos en algo bello y sutil. Es por eso, que todo lo que hemos heredado desde hace aproximadamente 13.700 millones de años, lo tenemos que cuidar y seguir expandiéndolo, tal y como lo hace el propio universo. Que la música no deje de brillar y que nos haga brillar a todos nosotros, como estrellas en el cosmos…
Recomendación de otros posts… IATI, tu mejor alternativa para planificar tus viajes o Trucos para organizar tu ropero