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Kira, cuando el bullying rompió su alma

Kira, cuando el bullying, rompió su alma.

Kira con quince años de edad se suicidó el año pasado por culpa del maldito bullying.

 Así de simple escribo este titular. Y me quedo sin palabras, en blanco, sin saber cómo seguir. Su alma se iba rompiendo en pedazos, uno a uno, sin saber cómo podría reconstruirla, creyendo que sería imposible y cuando el último, saltó por el aire, pensó que la única solución era desaparecer para evitar tanto sufrimiento.  

Hoy  ruego encarecidamente que leas esta entrevista, que intentes empatizar con todas aquellas personas que están sufriendo una situación tan dura como la que reflejamos hoy. Hoy ruego que compartas, que firmes la petición, que seamos un poco más humanos y ayudemos a quienes lo necesitan, porque es un problema en el que todos estamos implicados, hoy, junto con todas las familias afectadas, escribo este post con orgullo por poder ayudarles, pero a la vez con una pena infinita por la situación que están atravesando.

 Así que esta entrevista está dedicada a ti, porque tú también eres responsable de este dolor, tú que como madre o como padre, envías todos los días a tus hijos al colegio sin haber sido capaz de mirarle por dentro, duermen a tu lado, pero no sabes que cuando cruzan la puerta de casa,  se convierten en monstruos capaces de acabar con la vida de un semejante. Y les dejas ir, y lo agradeces, porque necesitas tiempo para ti, porque no les aguantas, cuando ni siquiera durante toda la semana te sentaste a su lado para mantener una conversación, no les conoces y lo peor, es que  crees que sí. A ti como educador, que no has sabido reconocer las señales, no quisiste ver a aquel alumno que siempre iba cabizbajo escondiéndose de todo en cuanto tenía oportunidad, será uno de esos niños raros que después no harán nada con su vida, no merece la pena dedicarle tu tiempo. A ti como político, que miras hacia otro lado sin poner solución en algo que puede estar en tus manos, que llegaste hasta donde querías y eso es un tema que no corresponde a tu departamento, que hablas en los medios de comunicación lamentando lo sucedido, pero, sin hacer nada. A ti que no tienes hijos, pero que pasas de largo cuando ves una recogida de firmas porque esto, no va contigo. Y así, sin más, dejamos que siga sucediendo, haciendo caso omiso, mientras muchos niños como Kira siguen cada día rompiendo en pedazos su alma, sin saber cómo recomponerla.

Lee esta entrevista minuciosamente y empatiza, porque cuando menos te lo esperes el monstruo también puede llamar a tu puerta, y toda la soledad que en un momento pudo sufrir tu hijo, la parte más importante de toda tu vida, se apodere de ti en un segundo, haciendo que tu alma y la suya, nunca más vuelvan a juntarse.

1- Háblanos de Kira, de sus sueños, lo que le gustaba, sus inquietudes, los planes de futuro que compartíais juntos.

Kira era una niña dulce, buena, cariñosa, presumida, divertida y bromista. Siempre estábamos riendo en casa. Era tímida con quien no tenía confianza, eso sí. Sus experiencias con el acoso escolar le volvieron insegura fuera de su zona de confort.

Kira además era una niña responsable, inteligente, muy empática e incapaz de hacer daño a nadie, lo que le convirtió en presa fácil. Adoraba a sus amigos y siempre se preocupaba por los demás. Ella quería ser pediatra para poder ayudar a los niños. Se estaba preparando para ir a estudiar a Estados Unidos. Le encantaba viajar y aprender. Pudimos visitar juntos hasta 16 países. Simplemente éramos felices.

2- Cuándo fuisteis conscientes de que la situación que vivía Kira no entraba dentro de lo normal, es decir que había algo más y que a ella le estaba afectando sobremanera?

Kira era una niña que nos contaba todo lo que le pasaba. Era un libro abierto con sus emociones. Eso nos permitió denunciar al colegio el acoso escolar que sufrió en infantil con 4 y 5 años y en primaria y en la ESO cuando las situaciones de violencia ya venían por parte de docentes.

Nosotros pensábamos que lo teníamos todo controlado porque ella tenía esa confianza en nosotros. Kira nunca dijo que no quisiera ir al colegio, sus notas siempre fueron excelentes y en casa era una niña plenamente feliz. Ahora sabemos que no pudimos detectar el sufrimiento tan profundo que Kira fue acumulando durante años porque había desarrollado lo que los psicólogos llaman “indefensión aprendida”. Cada vez que denunciábamos el colegio culpaba a Kira por no saber defenderse ¡con 5 años!.

En esos momentos como padres te quedas en shock. No sabes reaccionar. Pero el daño ya está hecho. Además te hacen pensar que es algo que solo le ha ocurrido a tu hija. Cada vez que avisábamos al colegio de una situación de violencia la respuesta del centro era separar a Kira de su grupo de amigos para que – según ellos – aprendiera a “socializar”. A Kira le convencieron de que el problema era ella y ella se lo creyó. Este patrón se repite en la gran mayoría de víctimas de acoso escolar que tienen la mala suerte de dar con un centro educativo que practica la inacción y tapa las situaciones de violencia para salvaguardar el “buen nombre” del colegio.

Eso hay que atajarlo ya o seguirán muriendo niños. Por eso creemos que es urgente que haya una ley contra el acoso escolar que evite y castigue estos comportamientos. 

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3- En su día, hablasteis con el centro de lo que estaba sucediendo, cuál fue su respuesta?

Nosotros siempre habíamos comunicado al colegio por escrito y presencialmente los episodios de acoso escolar y de violencias de adulto a menor que sufrió Kira durante toda su escolarización. Nos hacían creer que harían algo pero ahora las autoridades educativas y el Síndic de Greuges (Defensor del Menor) nos han confirmado que el colegio jamás llegó a activar ningún protocolo.

Saber que el colegio jamás movió un dedo para proteger a Kira ha sido uno de los aspectos más dolorosos de este proceso. También ha desaparecido el informe que hizo la psicóloga cuando Kira tenía 5 años y su tutora se dedicó a humillarle ante los compañeros porque le molestaba que le interrumpiera en clase llorando si le pegaban o amenazaban.

La psicóloga tuvo que llamar la atención a esa tutora y sin embargo ahora dice no recordar nada ni tener ningún informe. Afortunadamente nosotros guardamos toda la documentación y le hemos podido denunciar ante las instituciones correspondientes. El problema es que es un colegio concertado de titularidad privada y a pesar de que las autoridades les han pedido apartar a ciertos docentes y religiosos que vulneraron los derechos de Kira, ellos se han negado. Allí siguen. Lo más peligroso de todas sus mentiras es que cuando cerraban la puerta del colegio y nuestra hija se quedaba dentro se dedicaban a convencerle de que el problema era ella, que no era suficientemente extrovertida, que no sabía defenderse, que no era líder. Ahora todo esto se ha podido comprobar gracias a la extraordinaria labor del Síndic de Greuges y finalmente la Generalitat y el Ajuntament de Barcelona se personan como acusación popular en nuestra causa.

Tuvimos además la “mala suerte” de que todos estos episodios ocurrieron a final de curso y coincidiendo con cambios de ciclo por lo que las vacaciones de verano y el cambio de profesores e incluso de edificio dentro del recinto pareció diluir el sufrimiento de Kira incluso para ella misma.

Solo seis meses antes de su suicidio ella dejó un testimonio de voz explicando sus experiencias, cómo le había afectado emocionalmente y en su forma de ser, el miedo que siempre tendría a que volviera a ocurrir pero, aún así, ella decía creer haberlo superado… pero al parecer volvió a pasar y esta vez la mochila estaba demasiado llena.

4- El día que Kira decidió poner fin a su vida, qué hizo el colegio, os lo comunicó directamente, pidió (aunque fuese ridículo) disculpas por todo lo que había pasado?

La actitud del colegio fue absolutamente vergonzosa e inhumana, y así lo manifestó también el Síndic de Greuges cuando pusimos el caso en sus manos. Escondieron en el patio de la iglesia a los compañeros de Kira para que no se enteraran las demás clases.

Un suicidio en un colegio religioso era un escándalo. Mientras los amigos de Kira lloraban otros compañeros se burlaban sin que los profesores hicieran nada. Esas burlas siguieron impunes los días siguientes y culminaron en un correo electrónico que se envió al Classroom de Kira ocho días después y donde ponía “muerte, muere”. El colegio jamás ha querido condenar ese email y esas burlas a pesar de saber que es fruto del acoso escolar que siguió sufriendo Kira incluso después de muerta y ante su inacción. El colegio temía por su “prestigio” y el suicidio de Kira se sumaba a la detención solo un mes antes de uno de los religiosos con 39GB de material pedófilo en su ordenador y móvil.

Él era el encargado de las actividades religiosas con los alumnos del centro y las estancias en casa de colonias. Hay muchas cosas oscuras en el colegio… También al día siguiente de la muerte de Kira se fueron de excursión como si nada. Plagaron sus redes sociales de fotos de esas excursiones, celebraciones de promoción de fin de curso y mensajes de alegría y diversión.

El mismo día de la muerte de Kira la subdirectora llegó a publicar un vídeo en su twitter público donde se decía que si estabas vivo es que no te habías suicidado esa mañana, mientras otra docente le jaleaba “¡adelante!”. Todo un despropósito, sin mencionar que tuvimos que reclamar las cosas de Kira y las más personales las habían tirado a la basura.

También algunos de sus amigos quisieron hacerle un homenaje a Kira pero el colegio no quiso mostrarlo en sus redes sociales.

Se permitieron burlas ante el dolor de sus amigos cuando expresaban sus sentimientos y los adultos allí presentes y observantes no hicieron nada. Por el contrario, se ofendieron cuando se encontraron la denuncia días después e hicieron un manifiesto diciendo que todo eran falsedades sin pruebas.

No solo no han pedido perdón sino que posteriormente hemos tenido que denunciar en Mossos y Síndic a algunos miembros de la AMPA, docentes y familias que, con cuentas falsas, nos amenazaron y difundieron injurias para “ensuciar el nombre de la niña” como uno de ellos manifestó sin ningún tipo de reparo.

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Jose Manuél López Viñuela junto a su mujer y su hija kira.

5- Qué es lo que estáis pidiendo a través de la recogida de firmas que ya son más de 200.000 si no estoy mal informada, y a través de qué plataforma?

Llevamos ya unas 225.000 recogidas en change.org/NoEsCosaDeNiños y pedimos una ley nacional contra el acoso escolar que garantice consecuencias legales si no se actúa contra las violencias en los centros escolares desde el primer momento. Las escuelas deben ser lugares seguros y los menores deben tener los mismos derechos que los adultos. Ahora mismo eso no es así en demasiados centros y las cifras de suicidios y patologías derivadas del acoso escolar son estremecedoras. Nuestra propuesta incluye tres puntos básicos que son prevención, acción y reparación. Creemos que todavía es necesario reforzar más la prevención con educación emocional desde infantil y programas que ya están funcionando en otros países como TEI o KiVa, por ejemplo. También es necesario escuchar a la víctima y activar protocolos desde el primer momento. Respecto a eso, los centros escolares no pueden ser juez y parte y se debe garantizar que expertos externos al centro y que tengan la debida formación supervisen los procesos. Los intereses particulares de muchos centros y la impunidad de estos casos ha hecho que algunos centros escolares miren para otro lado, lo que se ha convertido en letal en muchos casos. Las violencias no son cosas de niños y los docentes deben ser garantes de la seguridad física y moral de los menores por ley. Y otra cosa que nosotros pedimos y que nos diferencia de otras propuestas es garantizar la reparación del daño a la víctima. No podemos hacer borrón y cuenta nueva con todas las víctimas que están sufriendo o que ya no están. Debe haber consecuencias legales tanto para los victimarios o sus responsables como para los docentes que incurran en comisión por omisión, es decir, inacción. Las víctimas de acoso escolar necesitan reparación moral para poder seguir adelante con sus vidas y convertirse en supervivientes. No puede ser que la víctima sea la que se tenga que ir del colegio o que se plantee si vale la pena vivir. Esto ocurre porque hasta ahora no había consecuencias reales y eso es inadmisible en nuestra sociedad.

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6- Por qué crees que todavía no hay nada que regule todo esto? Porque la protección al menor es algo que está por encima de todo, pero en estos temas sin embargo, tengo la sensación de que lo que estamos haciendo es darle a entender a esos niños acosadores que tienen libertad absoluta para hacer cualquier cosa porque no va a haber ningún tipo de represalia, creo que se está produciendo el efecto contrario y ellos mismos ya son conscientes de que hasta la mayoría de edad están libres de cualquier culpa.

Es exactamente como tú lo dices. Los menores de 14 años son inimputables, no les va a pasar nada y ellos lo saben. Y si se intenta reconducir sus conductas la mayoría de las veces los progenitores de los victimarios se ponen a la defensiva por lo que muchos docentes prefieren restar importancia a los episodios de violencia y tacharlos de “conflictos de convivencia” para evitar complicaciones. Además se suma que la mayoría de casos que llegan a la administración educativa lo hacen a través de las familias de las víctimas a las que no se les da ninguna solución en el colegio. Cuando la administración educativa acude al colegio sólo escucha la versión del centro, sin tener en cuenta las pruebas que pueda aportar la familia de la víctima. La frustración y el desamparo es máximo porque el colegio suele poner por delante su “prestigio” y estas reclamaciones quedan en nada. El colegio “no ve nada”.

7- Tu hija sufría como he escuchado muchas veces de una “indefensión aprendida” qué significaba esto?

Nosotros no sabíamos qué era la indefensión aprendida hasta que Kira se quitó la vida. Piensa que es cierto que con Kira tuvimos que denunciar al menos una decena de situaciones de violencia entre iguales y de adulto a menor durante su escolarización pero ella parecía superarlo cada vez y nunca quiso irse del colegio porque allí tenía a sus amigos y era feliz con ellos. Kira, además, nunca llegó a desarrollar ninguna patología que pudiera convertirse en un signo de alarma. Kira nunca dijo que no quería ir al colegio, sus notas siempre fueron excelentes, comía y dormía bien, era plenamente feliz en casa y con sus amigos, etc. Sin embargo fue llenando su mochila de traumas, sin que este sufrimiento fuera visible. Ella veía que estas situaciones se volvían a repetir cada cierto tiempo y que por mucho que denunciáramos nosotros el colegio no hacía nada. Con la indefensión aprendida la persona siente y cree que haga lo que haga no va a servir para nada y no va a poder cambiar los resultados de los acontecimientos finales. Eso es devastador. Y silencioso. A Kira le hicieron pensar que el problema era ella. Le hicieron pensar que esas situaciones de violencia se daban porque ella no sabía “socializar” con los victimarios y le quitaron toda la autoestima. Llegaron al punto de separarle cada dos años de sus amigos con la excusa de que eso le ayudaría a “socializar”. Era el precio que tenía que pagar porque sus padres se quejaban cada vez que pasaba algo en el colegio. El aislamiento con la excusa de que así se “espabilaría”. Hasta que un día no pudo más. 

 

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8- Al final, personalmente, respecto a los medios de comunicación también creo que no le dan la importancia que se merecen este tipo de noticias, porque cuando un caso de este tipo aparece en los Telediarios por ejemplo, la noticia no dura más que unos segundos y pasamos a otra cosa, es un problema muy importante el que tenemos entre manos y es como si nadie fuese o quisiera ser consciente de ello.

Si hay algo que nos ha dado fuerza en esta lucha es ver que romper el silencio es la única manera de visibilizar algo que está costando vidas y destruyendo muchísimas familias. Para eso es necesario que los medios de comunicación den voz a las víctimas y creemos que últimamente se nos da más voz. Desde hace poco, pero cada vez hay menos miedo a romper el silencio y más casos se hacen públicos. Sin los medios de comunicación o las redes sociales eso no sería posible. Para la víctima ver esa pequeña revolución es en muchas ocasiones vital. Es la forma de que vean que hay esperanza y que las cosas pueden cambiar. Solo rompiendo el silencio se pueden salvar vidas y para eso necesitamos a los medios, que en este caso tienen una función social impagable.

9-Crees que estar tan involucrado en la recogida de firmas, en buscar y rebuscar para penalizar esta situación es lo que te empuja a seguir adelante? Qué pasará cuando lo consigas, cosa que no dudo?

Cuando te pasa una desgracia como la que nos ha ocurrido a nosotros piensas que te vas a morir tú también en esos momentos. De alguna forma lo haces, te mueres, porque la vida para nosotros acabó ese día. Nadie sabe cómo va a reaccionar ante algo así. En nuestro caso aún nos cuesta creer que esto haya pasado pero a la vez tenemos la necesidad, el instinto por decirlo de alguna manera, de hacer todo lo posible para que no le pase a nadie más. Es esa necesidad de justicia y reparación de la que hablaba antes. En este caso nosotros jamás podremos recuperar a nuestra hija pero por ella y por todas las víctimas no podemos hacer lo mismo que han hecho con nuestra hija, mirar para otro lado. Además Kira era una niña tremendamente implicada con estos temas y sabemos que éste hubiera sido su deseo. Ella nos enseñó en su corta vida la importancia de todos estos valores y ese legado es ahora nuestro motor. Yo además me he formado este año como perito judicial en gestión y dirección de centros educativos y acoso escolar y ya he hecho dos peritajes para ayudar a otras víctimas. De alguna manera, tanto mi mujer como yo seguiremos con nuestro activismo. 

10-Es cierto que ha habido padres que te han escrito para que no des el nombre del colegio de tu hija? Ante eso, es muy complicado que pensemos que el día de mañana nuestros hijos van a ser mejores que nosotros, incluso que la generación va a evolucionar positivamente y que los convertiremos en personas centradas y sobre todo responsables, porque el problema viene de abajo, de los mismos padres.

No solo ha habido padres que nos han escrito para que no diéramos el nombre del colegio de nuestra hija. Hace un par de meses tuvimos que ir a Mossos d’Esquadra a denunciar a algunos miembros del colegio tras haber recibido insultos, amenazas, comentarios xenófobos y por haber hecho publicar en un diario digital información falsa sobre Kira para “ensuciar el nombre de la niña”, según sus propias palabras en uno de esos mensajes. La propia dirección del colegio ha ido contactando con diferentes medios de comunicación que publicaban noticias sobre nosotros para amenazarles con denuncias si seguían hablando de ellos. También llegaron a arrancar carteles con la foto de mi hija que aparecieron por el barrio cuando se cumplió el año de su muerte y que entendemos que fue parte de un homenaje que le hicieron amigos y personas que le querían. Estos ataques no solo han ido contra nosotros sino que también han ido contra otras familias, alumnos y exalumnos que han denunciado acoso escolar o maltrato por parte de algunos docentes. Básicamente les molesta que ahora no puedan presumir de llevar a sus hijos al colegio que tenía fama de ser el mejor del barrio. 

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11-Por desgracia hay millones de familias que están pasando por lo mismo que vosotros y ellos pensarán cómo puedes seguir adelante y hacer una vida  “normal” después de lo sucedido.

 

Nunca jamás puedes volver a hacer una vida “normal” como antes. Te adaptas a unas nuevas rutinas pero todo cambia. Kira sigue presente en nuestras vidas cada segundo del día, de una manera o de otra. Mi mujer y yo no podemos evitar incluir frases que diría Kira en nuestras conversaciones. Forma parte de nosotros.  En nuestro caso era única hija. El vacío es absoluto. Ahora vivimos sin ella pero por ella.

12-Cómo podemos entrar para que nuestra firma quede plasmada y que por fin, esto quede regulado de alguna manera para que, ójala no vuelva a suceder, y porque tenemos además la responsabilidad y la obligación de hacer que ningún niño más tenga miedo de ir al colegio.

Podéis firmar en  change.org/NoEsCosaDeNiños por una ley contra el acoso escolar. Efectivamente, los niños no pueden seguir yendo al colegio con miedo.

por una ley contra el acoso escolar. Efectivamente, los niños no pueden seguir yendo al colegio con miedo.

Desde Isimylo apoyamos la iniciativa de la familia de Jose Manuel López Viñuela y esperamos haber aportado nuestro granito de arena para que este horror no vuelva a suceder.

Si os gustó esta entrevista echad un vistazo a la que hicimos con Alain Arteagabeitia.