Ictus, tu cruel compañero
Ictus, tu cruel compañero
No te habías detenido nunca a pensar en su significado, tan solo apareció en tu puerta, la golpeó con fuerza y te dió un recio bofetón.
A partir de entonces, se convirtió en tu compañero, dentro de ti, secando tu alma.
No entiendes qué sucede, algo no funciona, ya no eres tú.
Antes eras el bastón donde se apoyaban los demás, ahora sin embargo, necesitas que alguien te tienda la mano para evitar no caerte.
Comienzas a oír palabras que no entiendes, afasia, diplopía, migraña occipital e incluso siglas como ACV y el peor de todos y que conoces muy bien, la soledad que conlleva el aislamiento y que se mete tan dentro, que serpentea por tus entrañas escondiéndose para que no la encuentres y la saques a la fuerza de tu interior.
Y crees que vas a vencer, que volverás a ser el que eras, y esa ilusión es la que te da de comer todos los días como si fueses un niño pequeño con sus necesidades básicas.
Y luchas contra él mientras día a día, permanece a tu lado, sin marcharse, sin abandonarte como un fiel compañero, aunque cruel.
Todo ha cambiado pero tu no te das cuenta, esto pasará, es muy lento, poco a poco.
Y así va pasando el tiempo hasta que llega el momento en que tu cerebro hace un click, y en ese preciso instante, te das cuenta de que no se ha ido, no se va a marchar, tienes que vivir con él, tu vida está rota, pero no quieres resignarte.
Otra persona vive pendiente de que tu sigas viviendo, tu cruel compañero y tú, dependéis ahora de que alguien, quiera que te conviertas en lo que queda de ti, pero tú sigues negando la evidencia, rechazando la ayuda que sabes, necesitas.
Mantienes los ojos abiertos pero solo ves oscuridad, incluso hay momentos en los que quieres recordar pero sin éxito, eres incapaz de hacerlo.
Tu cerebro no responde, tu cuerpo se ha adormecido al mismo tiempo.
Entonces te das cuenta de que vives tirando continuamente de una cuerda, una que no debes soltar, y tiras de ella hacia ti con un ansia desmedida, esperando llegar algún día al final de la misma donde se encuentra el yo que quedó atrás, cuando implacable, el ICTUS llamó a tu puerta. Te has convertido en alguien que no te gusta, tu independencia saltó por los aires en un segundo concreto de tu vida y todo porque a tu lado vive sin piedad, tu cruel compañero.
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