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BELÉN OTERO, CON EL REMO POR BANDERA

BELÉN OTERO, CON EL REMO POR BANDERA

Hay personas cuyo destino parece estar ya escrito, como con un rumbo prefijado en la brújula de su vida, pese a que quizás aún no son conscientes de ello. Tan solo es necesario que una pequeña chispa salte en el momento adecuado para que se desate toda una cadena de acontecimientos y que su vida ya no vuelva a ser igual desde entonces. Cuando el remo recala en tu vida, caes sumido en una vorágine de nuevas situaciones y emociones hasta entonces ignotas, como el afán de superación, el espíritu de sacrificio o el compañerismo más allá de las victorias.
Es el caso que hoy nos ocupa, claramente representado en la figura de la remera Belén Otero, quien aún no ha querido dar su última palada entre las tostas

Cuéntanos, Belén ¿Cómo fue tu primer acercamiento al mundo del remo?

Realmente, cuando comencé con esto no era una chica muy dada a la actividad deportiva, es más, no tenía ninguna afición fuera de lo que era el ámbito educativo. Además, era el tipo de persona a quien no le atraía especialmente ningún deporte. En el colegio siempre estaba entre el típico grupillo de los más remolones en las clases de gimnasia. Todo eso cambió cuando empecé a practicar el remo. 

Belén de promesa en Bueu (2015)

Incluso Toño, el profesor de gimnasia, se sorprendió del enorme cambio tanto físico como de aptitud que supuso para mí el comenzar a remar, hasta el punto de que llegó a inscribir a su propio hijo en un club de remo sorprendido por los resultados de este deporte tanto sobre mi carácter como sobre mi persona.

Entonces, ¿no era un deporte que te atrajese especialmente, verdad?

Como te decía, ni este ni ninguno. Y eso que daba la casualidad de que en casa tenía a un grandísimo remero al que nunca le había prestado la debida atención.
Mi padre, Salvador Otero, fue remero de Bueu casi toda su vida, en nuestro pueblo, y también algunas temporadas con Meira. Con este segundo club llegó a competir en lo más alto del mundo del remo, en aquellos años en que Samertolameu tenía un equipo que andaba muy fuerte.

Belén y Salvador Otero (2018)

Cuando él decidió volver a remar, esa vez con los veteranos de Bueu, me empezó a picar la curiosidad por este deporte, especialmente tras ir a verle remar en una regata, algo que entonces me parecía un deporte sólo de “tíos”. A partir de ahí, comencé a rebuscar entre todos esos recortes de prensa y fotos de mi padre, esas cosas que siempre me habían pasado desapercibidas en mi casa. Además, teníamos en el pasillo de casa una foto de mi padre remando, junto a la medalla de plata conseguida en el Campeonato de España de Traineras del ’94, disputado ese año en Castropol. Mi padre ha sido siempre mi ejemplo a seguir en la vida y eso me hizo lanzarme a esta aventura. Para mí, él es el mejor remero del mundo y su presencia en las competiciones en las que he participado siempre ha sido fundamental, un estímulo enorme y una motivación muy importante para poder seguir adelante.

¿Dónde fueron tus primeros pasos o, mejor dicho, esas primeras paladas?
Con 14 años, tras acabar las clases, le comenté a mi padre mi interés por apuntarme a remo. Él desconfiaba, especialmente por mi falta de interés hasta entonces con el deporte. Pero me prometió que, si al acabar el verano conseguía hacer con él una tirada larga corriendo, se lo pensaría. Me puse a entrenar como no había hecho nunca, saliendo con él a correr, y fue la primera vez en mi vida que me comprometí con algo de verdad, además de lograr mi objetivo.
Mi primer club fue Bueu, donde mi padre era directivo. Aprovechaba que él acudía a diario para acompañarle y entrenar, incluso en los días de descanso, haciendo foso, ergómetro, etc. A los tres meses ya había conseguido quedar tercera en el Campeonato Gallego de Remoérgómetro en Ferrol y noté que me empezaban a valorar un poco más en el club. Sabían que me quedaba mucho camino por delante, pero que tenían en sus manos a una chica que era capaz de mover muchos vatios. Con ello también comencé a alimentar mi propia autoestima, algo que contribuyó a superar una mala época en el colegio en la que algunos compañeros se metían conmigo, al igual que, por desgracia, les pasa a muchos otros hoy en día. Remar me hizo crecer mucho como persona, me hizo ser más extrovertida y me ayudó enormemente en una etapa de mi vida bastante complicada como es la adolescencia. Empecé a vivir por y para remar, no pensaba más que en eso.

La cosa iba entonces sobre ruedas ¿no?

Bueno, no tanto. El ambiente en aquel equipo femenino no era el ideal y, tras acabar los bateles, se fue poco a poco deshaciendo el equipo. A mí, me pidió el entrenador de los seniors como favor echarles una mano patroneando en verano, pues su patrón titular tenía ciertas complicaciones personales para encajar algunos horarios de los entrenamientos. Disfruté muchísimo ese verano y aprendí un montón. Fue mi primera experiencia en una trainera y eso ya fue un primer indicio de hasta donde quería llegar. He tenido además la suerte de poder ir patroneando en la misma trainera con mi padre y con mi hermano en la bancada 2, junto con mi tío y mi primo en la sexta. Fue algo increíble que me gustaría algún día repetir

Belén Otero patroneando la Maruxia de Bueu, con su padre y su hermano en la bancada 2 (2015)

No fue una temporada muy brillante ese año en Bueu que digamos, pero disfruté muchísimo remando y me sirvió para reafirmarme en mi deseo de seguir con ello.

¿No quisiste probar con el banco móvil?

En los primeros clubes en los que estuve, el banco móvil no era una modalidad que se practicase. Tan sólo cuando pasé por Astillero, su entrenador “Garru” me lo intentó meter un poco con calzador. Lo intenté, más por curiosidad que por otra cosa, pero aquello no acababa de funcionar y le dije que me pusiese donde quisiera, pero mejor en trainerilla. Me considero una remera de banco fijo, pese a que entiendo que algunos clubes, como Astillero, lleven en su programa deportivo formar a los remeros en ambas disciplinas.

Belén de juvenil en SD Tirán (2016)

¿Cuál fue entonces tu siguiente paso?

Como te decía, mi intención era remar, fuera en Bueu o en cualquier otro equipo. Contacté con Lu, entrenador en Tirán, un club cercano que me facilitaba el desplazamiento desde mi casa para poder ir a entrenar. Con ellos estuve hasta 2018 haciendo batel y trainerilla. Algunos en Bueu me recriminaron este cambio, interpretando erróneamente que mi afán era llegar más alto y ganar, pero mi verdadera intención no era más que poder remar y disfrutar. De hecho, comencé con un equipo nuevo de juveniles donde la que mayor experiencia tenía era yo, y tan sólo llevaba una temporada. Así que imagínate como empezó la cosa, quedando últimas, con un minuto o más de diferencia respecto al resto.

Entonces, ¿esa temporada fue un poco decepcionante?

Al contrario, estaba encantada de la vida. Nunca perdíamos la ilusión, aunque muchos nos subestimasen por nuestros resultados. Porque para mí lo importante no son sólo las victorias en el agua. La victoria, entiendo, es encontrar un equipo que reme en tu misma dirección, con buena gente, trabajadora, y que lo dé todo en el agua. Y ellas eran el equipo perfecto, porque no ganábamos ni una regata, pero lo dábamos todo en cada una de las competiciones. Todas las remeras eran unas “currantas”, tanto entrenado como compitiendo. Viví momentos muy intensos y bonitos con todas ellas. Siempre me quedará un grato recuerdo de aquellos años, pese a que los resultados no acompañasen mucho. Sigo manteniendo una gran amistad con todas gracias a esta experiencia juntas.

Además, esa temporada conseguí mejorar y acabar subcampeona de Galicia en remoergómetro. Personalmente, para mí, no fue mala temporada.
Recuerdo especialmente cuando en el 2016 nos clasificamos para la final del Campeonato Gallego en Puebla, tras un problema de Chapela, las claras favoritas de aquel año, por una rotura del remo de su patrona. La que iba de marca tuvo que prestarle el suyo para poder entrar en boya. Conseguimos clasificarnos, rompiendo a llorar en un cúmulo de emociones enfrentadas. 

Campeonato Gallego de Remoergómetro

Fuimos a abrazar a las de Chapela, siendo conscientes de que no merecíamos esa clasificación. Todo un show. Fue una temporada que nos sirvió a todas para aprender mucho, independientemente de los resultados.
Dio la casualidad que ese verano nos fuimos a Chapela con ellas a practicar en la trainera, a seguir aprendiendo. Fue un cambio brutal y, pese a la enorme diferencia con los botes cortos, y más con sólo 16 años, vi claramente que aquella ya iba a ser mi embarcación preferida. Nos trataron muy bien y no me quedan más que buenas palabras de ese club, y especialmente de su gente.

Belén de 4 babor, con la trainera de Chapela "Arealonga" (2016)

¿A partir de ahí, fue cuando diste el salto a la trainera?

Aún faltaba algo de tiempo para eso. En 2017 volvimos a comenzar la temporada con Tirán, ya en nuestro último año de juveniles, y con Lu motivándonos para intentar hacer algo bonito esa temporada. Entrenamos como nunca, muy ilusionadas con ese proyecto y con el objetivo de ir a por todas. Fueron días muy duros, acabando muchos de ellos con mis compañeras Elia, Xeila, Patri y Roxy hasta con ganas de llorar por la intensidad de los entrenamientos. Pero formábamos todas una piña, como una familia, en la que nos apoyábamos todas.
Los buenos resultados en la liga comenzaron a llegar, con varias victorias y con Vilaxoán, también muy fuertes aquella temporada, siendo nuestro rival más directo y con quienes nos alternábamos en las victorias.
El Territorial de bateles se lo ganamos a ellas en su propia casa y en el Autonómico Gallego también logramos la victoria en Meira. Eso nos dio el billete para el Nacional, que se disputaba ese año en Sestao, con las remeras de Astillero como claras favoritas en todas las quinielas pues venían de hacer una temporada espectacular. Lo peor, para mí, era que no podía contar con el apoyo de mi familia en la regata pues se les hizo imposible acudir presencialmente a verlo.

El abrazo del triunfo. Campeonato de España de Bateles 2017 (Sestao)

No nos faltaba ilusión en este primer Campeonato de España para nosotras, pero éramos realistas. Con pisar podio ya sería todo un triunfo. Nos pidieron salir a tope y luego mantener, pero la rivalidad con Astillero era máxima y no podíamos bajar el ritmo. Poco a poco empezamos a sacar distancia y Alba, nuestra jovencísima patrona, nos animaba con todo aquello que sabía que más nos motivaba a cada una de nosotras, especialmente para contrarrestar la descalificación de nuestras compañeras en Promesas en las tandas anteriores. Las emociones venían a flor de piel, llorando y sufriendo a la vez. 

La victoria acabó siendo nuestra, por casi 10 segundos. Me dolió enterarme que mis padres no pudieron ser testigos de ello, pues la retransmisión que se estaba haciendo por internet falló por la climatología durante esa final. Al menos, había conseguido mejorar aquella mítica plata que ganó mi padre en el Campeonato de España en Castropol.

Ahora, ya contabais con una buena carta de presentación…

Pues sí. Esto sirvió para llamar la atención de Xabier Zabala, entrenador de Hernani,  quien puso sobre la mesa una oferta para remar con ellos durante ese verano. Con tan sólo 17 años, mi padre se resistía a dejarme ir, pero acabó cediendo a ello viendo la enorme ilusión que aquello suponía para mí.

Finalmente, partí para Euskadi con la mochila llena, especialmente de ilusión, y me pegué un verano entero aprendiendo muchísimo, adaptándome a la diferente remada que ellas tenían y siendo una más del equipo. Viví un verano muy intenso, llegando a disputar con ellas incluso el play-off de la Liga EuskoTren, donde acariciamos la clasificación. También con este equipo remé en mi primera Bandera de La Concha. Guardo muy buenos recuerdos de ese club y toda su gente.

En la Maialen de Hernani de 4 babor (2017)

La siguiente temporada también se interesaron otros clubes por mí, para que fuese a competir en sus filas, como Portugalete o Hibaika, pero algunos asuntos personales me condicionaron el no poder estar otro verano más en el País Vasco. Aun así, el destino me lo supo posteriormente recompensar.

Y, esa recompensa ¿de qué se trataba?

En 2018, en mi última temporada con Tirán, ya como senior de primer año, Un año modesto en resultados, pero disfrutando del mismo buen ambiente entre compañeras, y con la clasificación para el Gallego de bateles como pequeña satisfacción deportiva. También sacamos trainerilla, más que nada por seguir entrenando de cara a la trainera y también para intentar hacer algo como equipo.
La sorpresa vino cuando me llamaron de Riveira. Estaban formando una nueva trainera, seleccionando remeras de distintos clubes, y una amiga me animó a probar. Lo que empezó como una prueba para hacer algo de cara al verano acabó siendo una experiencia brutal. De nuevo la maleta, de nuevo fuera de casa, esta vez a Aguiño, y a tan sólo 100 kilómetros de casa, sin salir de Galicia.

¿Mereció la pena este nuevo sacrificio personal?

Vaya que si mereció la pena. Fue una temporada de ensueño, al menos en lo que se refiere a la faceta deportiva y por las victorias. Lo ganamos casi todo, con pleno y todo en la Liga Gallega y triunfo en el autonómico de traineras.
Pero todo ello también me supuso un enorme esfuerzo físico y personal. Desde el minuto uno me obsesioné en dar lo mejor de mí para formar parte de las remeras titulares de ese equipo, controlando la alimentación, entrenando a tope… vamos, que sin dejar ni un minuto de vivir para ello.

Trainera de Ribeira. Estribor 4 (2018 )

El colofón llegó con La Concha. Otra vez allí, en esa mítica regata. Pero ahora había algo diferente, éramos el equipo revelación y los medios siempre andaban detrás de nosotras, buscando entrevistas y demás. En mi caso, habiendo remado además en Tirán, se interesaban por mis sensaciones al ir en una trainera prestada precisamente por ese club, la “Ruly” de Tirán, toda una leyenda entre las embarcaciones gallegas. Obtuvimos el mejor tiempo en la clasificatoria, aunque con menos de un segundo sobre San Juan, las favoritas ese año, y a la postre ganadoras. Fue algo que nos hizo soñar con lograr algo grande, pero la realidad nos devolvió pronto a nuestro sitio. Enfrentarse a clubes con los recursos que tenían San Juan u Orio no es fácil. Una vez puede que te salga bien la cosa, pero ya metidos en la verdadera competición, nos quedamos sin opciones. Eso sí, peleamos muy duro hasta el final y conseguimos un más que meritorio podio tras esos dos equipos vascos.
Con Riveira, deportivamente hablando, lo viví todo. 

Riveira. La Concha 2018

Había muy buena gente allí… pero la victoria no siempre es sinónimo de felicidad.
Llegó un momento en que el nivel de autoexigencia dentro del equipo era tal, que hasta las victorias discretas resultaban una decepción para algunas. No siempre se podía ganar todo y además arrasando a las rivales. Notaba que me faltaba ese punto de disfrute por, simplemente, salir a remar… algo que siempre he tenido en Tirán, con mis anteriores compañeras de equipo, pese a que ni de lejos se puedan comparar los resultados.

¿Eso te hizo recapacitar y volver a Tirán?

No exactamente. En Riveira estaba en lo más alto a nivel deportivo, pero no me llenaba, no me aportaba esas sensaciones que había tenido con Tirán. Pero, a su vez, en Tirán habían surgido ciertos problemas deportivos que tampoco me hacían muy atractivo el regreso. Opté por probar con Meira, ese club con el que mi padre había obtenido numerosos éxitos y que siempre ha representado algo muy especial para él. Ya había tenido contactos previos con ellos, eso ayudó para que diera el salto y a su vez la satisfacción a mi padre de verme vestida de verde, con los colores de Meira.
En Meira, el puesto se vendía muy caro, la competitividad era muy dura entre nosotras y no pude conseguir un puesto titular en el batel. Todas eran grandes remeras, muy trabajadoras, e hice mucha piña con todas, disfrutando un montón incluso fuera del agua. 

Con ellas aprendí que puedes darlo todo, ser muy buena, y aún así no conseguir puesto en un equipo, pero puedes seguir disfrutando del remo.
Desde la orilla me convertí en su fan número uno y las animaba como si me fuera la vida en ello.
En trainerillas no arrancaron muy bien las cosas. Teníamos buen equipo, pero los resultados no acompañaban. En el Territorial Sur conseguimos la clasificación sin mayor problema ya que éramos muy pocas participantes. Llegó el Campeonato Gallego y, contra todo pronóstico, lo ganamos. Otra vez tenía el billete para un Campeonato Nacional, y además ese año, casualmente, se disputaba en Meira.

Absoluto con Meira. Campeonato de España de Trainerillas (2019)

Una nueva oportunidad y además cerquita de casa ¿no?

Pues sí, al otro lado del Morrazo. Una oportunidad de oro para tener a mis padres cerca durante la competición. Además, se presentaba un Campeonato caliente, con cierta tensión. Riveira, mi club en la temporada anterior, venía con ganas de resarcirse de la segunda plaza que obtuvieron en el Gallego, por detrás de nosotras.
Ellas tenían la sensación que aquella victoria fue por un golpe de suerte, pero en el de España volvimos a pasar por encima de ellas con cierta comodidad, por cerca de 10 segundos. 
Lo mejor, fue ver a mi padre animarme desde el muelle, entre el enorme bullicio del gentío. Su voz destacaba entre todas, al menos para mí, y me ayudó para darlo todo en la champa final.
Gracias a esto, pude entrar en un nuevo proyecto de trainera, Mecos-Coruxo, con participación de varios clubes. De nuevo lo ganamos todo en Liga, salvo una de las regatas, pero no me acababa de encontrar cómoda con el estilo de remada del equipo. Había pequeños detalles técnicos que me impedían desarrollar todo mi potencial y no disfrutaba al 100% con el trabajo, pese a esos buenos resultados.

Entonces, ¿hubo un nuevo cambio de equipo?

Aún no. Primero hicimos frente de nuevo a un Campeonato de España, esta vez con la trainera… y de nuevo con Meira como escenario ¡Vaya casualidad!
La medalla estaba asegurada con tan solo tres participantes, entre ellos Riveira de nuevo ¿cosas del destino? No sé, quizás. El caso es que, de nuevo, quedamos por delante de ellas, con Tirán cerrando el podio. Quizás no fuese un triunfo muy meritorio debido a ña escasa competencia, pero sirvió para reconocer el buen trabajo y esfuerzo de todo el equipo.
Lo malo de esa temporada fue no poder pasar la clasificación de La Concha y poder volver a experimentar, esta vez con mis nuevas compañeras, esa gran competición. Hubiera sido un más que merecido broche para el equipo para cerrar esa gran temporada, pero para mí, personal y deportivamente, fue un duro mazazo tras dos temporadas logrando la clasificación.

Absoluto con Mecos-Coruxo. Campeonato de España de Traineras 2019 (Meira)

¿Fue eso lo que motivó que el remo pasase a otro escalón en tu vida?

Ni mucho menos. El remo siempre ha sido, y quiero que siga siendo, una parte muy importante dentro de mi vida. Lo que pasa es que opté por una orientación profesional que tiene sus complicaciones a la hora de compatibilizarla con la faceta de remera, tanto para los entrenamientos como para las competiciones.
A finales del 2019 conseguí acceder a una plaza en las Fuerzas Armadas, en el Ejército de Tierra, estando destinada en Siero, Asturias.
Seguir en un equipo gallego se me convirtió en algo casi imposible. Y no sólo por tener que entrenar tu sola, que es algo asumible, sino porque es muy difícil que un entrenador te saque en un bote a competir cuando no estás saliendo habitualmente con el resto del equipo. Además, cuando las cosas no van bien en el bote, todas las miradas se acaban depositando sobre ti.
Aun así, lo intenté en 2020 con Meira. Su entrenador, Jacobo me invitó a intentarlo. Pero yo misma veía que aquello no acababa de ser una opción clara y que el rendimiento no era el que más me hubiera gustado dar. Además, pasé por Castropol. Un paso fugaz, pero que aun así me dio para disputar con ellos en bateles la final del Campeonato de España.

Batel con Astillero. 2021

La siguiente temporada, en 2021, lo intenté con Astillero, y más de lo mismo. Salvo pequeños escarceos con la participación en alguna regata de bateles. Veía que seguía sin poder dar todo lo que yo quisiera.
Me faltaba tiempo para unificar remada con el resto del equipo, para conocernos bien, sumar horas juntas en el bote y en el aguas, etc. Y eso que el lema de las remeras senior de ese club es muy significativo “hemos venido a disfrutar”… pero yo no estaba disfrutando. 

No por ellas, pues desde el primer día me hicieron sentir una más del equipo, sino porque casi siempre iba un paso por detrás, debido especialmente a que no podía acudir en numerosas ocasiones a entrenamientos o competiciones, ya que mi trabajo me absorbía gran parte de mi tiempo.
Al final de temporada, el entrenador de Astillero, “Garru”, me animó a regresar la siguiente temporada para que le mostrara esa mejor versión de mí que él sabía que no había podido aflorar durante esa temporada. Volví a probar durante unos meses, pero al no variar mi situación laboral, la cosa siguió sin funcionar.

Intuyo que, aún con esto, no te diste por vencida ¿verdad?

Así es. Con mucho pesar, decidí dejar Astillero pues veía que no estaba aportando nada al equipo. “Garru” siempre me tendió la mano y allí siempre me trataron muy bien, pero veía que ya era hora de tomar otro rumbo.
Regresé a Tirán, a intentarlo con la trainera, aunque siempre mirando con cierta añoranza al club vecino, a Meira. A ellos siempre les he considerado como “el equipo” por excelencia, el club con los que más cómoda me he sentido y en el que mejor me han tratado. Pero en ese momento no estaba como para muchos sentimentalismos. Tenía que intentar demostrar que podía regresar a la trainera… y además con un buen nivel.
Y de nuevo, otro baño de realidad. El tema de la preparación física no ha sido nunca el problema. Los entrenamientos en mi vida profesional ya son bastante exigentes como para poder mantenerte en un estado físico óptimo, con entrenamientos diarios muy variados y duros, carreras, marchas, maniobras y demás actividades propias de la vida castrense. Los test que realizaba no iban mal, pero me fui dando cuenta de la imposibilidad de estar al 100% con un equipo que está a 400 kilómetros de donde trabajo habitualmente y que además me limitaba muchísimo el tiempo disponible para los entrenamientos. Sobre todo, abrí los ojos a partir de no ser convocada en las primeras regatas. David Serodio, el entrenador de Tirán, consideraba un hándicap frente al resto de remeras el permanecer alejada tanto tiempo del equipo. Me decepcionó un poco que él no me lo hubiera planteado esto al principio de temporada y, con mucha desilusión, dejé de remar en junio del pasado año.

Absoluto con Meira. Campeonato Gallego de Trainerillas (2019) Cabo da Cruz

¿Esto ha supuesto un punto y final en tu vida deportiva?

Ni mucho menos. Podemos considerarlo como un paréntesis. Ahora mismo sigo practicando deporte en el equipo de rugby de mi trabajo y estoy disfrutando mucho con ello, aunque como el remo considero que no hay nada.
Mantengo la esperanza de, si consigo un nuevo destino, como pueda ser Bilbao o Pontevedra, algo más cercano a algún club donde tenga mayor facilidad para entrenar con la frecuencia adecuada, poder retomar el remo al mismo nivel que antes. O incluso si me decanto en el futuro por otras opciones laborales, ya que estoy también estudiando auxiliar de enfermería, poder regresar a darlo todo en una bancada. No quisiera que mi trayectoria deportiva acabase de este modo, por cuestiones laborales. El día que lo deje tiene que ser una decisión mía, por las circunstancias que sean, pero no de este modo para mí tan triste. Estoy segura que este no ha sido mi último baile con el remo.

Tras tu experiencia en Riveira y Mecos-Coruxo ¿qué opinión tienes de esos equipos formados casi exclusivamente a base de fichajes, sin apenas gente de cantera?

Son equipos que suelen dar muy buenos resultados al principio por dos razones principalmente.
Primero, porque suelen coger gente muy buena, tienen muy claro su objetivo y no suelen escatimar mucho en recursos para lograrlo. Lo segundo, porque los que fichajes llegan allí con muchísima ilusión y son conscientes de que llegan a un equipazo, van sobrados de motivación. Ahora bien, no suelen ser equipos de largo recorrido. Les suele acabar pasando factura esa falta de sentimiento de club, de proyecto conjunto nacido desde abajo, desde categorías inferiores. No se lucha por unos colores y prima excesivamente la victoria. Con Riveira gané muchísimo deportivamente, pero me faltaba aquel sentimiento que tenía en Tirán, con un batel sin opciones, pero sobrado de ganas de trabajar y disfrutar.
Un referente muy claro para mí es Cabo. Cuida mucho la cantera, pero también la gente acude a ellos. No tienen mucha necesidad de buscar. Y van porque, no sólo quieren remar, sino que quieren hacerlo ahí, en Cabo, por todo lo que representa como club para la gente de la zona

¿Cómo ves la salud del remo femenino en general?

En mi opinión, el remo femenino está creciendo… y a las pruebas me remito. Cuando en 2016 empecé  a remar en traineras, sólo había tres equipos en competición, Chapela, Cabana y Cabo. Ahora mismo ¿cuántos equipos hay en la LGT?
La Liga EuskoTren ha duplicado este año su cupo de participantes, algo que, a buen seguro, va a repercutir favorablemente porque ¿cuántas remeras han soñado con poder participar en esa liga?

Campeones LGT Femenina 2019 (Mecos-Coruxo)

En Galicia las regatas femeninas son a cuatro largos ¿Habría que unificar criterios respecto a eso?

Estando en Riveira, peleamos mucho por igualarnos con los hombres en el número de largos de las regatas. Creo que fue un golpe sobre la mesa para demostrar que nosotras podíamos competir perfectamente a cuatro largos. Eso sí, no podemos equiparar los tiempos de las unas y de los otros, al igual que no podemos rendir los mismos vatios que una tripulación masculina. Fue algo que costó mucho conseguir… y algo más en aceptar por parte de algunos.

Los hombres pueden remar cuatro largos sin problema porque les entrenan durante todo el año para cubrir esa distancia en competición. A las mujeres les pasa lo mismo. Si se planifican correctamente los entrenamientos de cara a realizar cuatro largos en verano, no hay problema alguno en ello cuando llega el momento de competir.

Lo que sí sería bueno es el unificar criterios con el resto de ligas, para que todos vayamos en igualdad de condiciones, especialmente en algunas regatas muy significativas, como la de La Concha de San Sebastián. Seguramente, con una mayor distancia a recorrer, los equipos más explosivos lo tendrían algo menos fácil, como es el caso de muchos de los equipos vascos, más acostumbrados a distancias menores, pero ganaríamos todos en igualdad a la hora de pelear por el triunfo final.

Con el equipo sénior de Bueu (2015)

En un mundo tan particular como en el que desarrollas tu vida profesional ¿cómo asimilan que una chica de tu edad tenga esa enorme trayectoria deportiva detrás?

Bueno, hay de todo, pero especialmente suele ser motivo de sorpresa o incredulidad. De por sí, ya somos pocas las mujeres que formamos parte del Ejército, pero que además tengas una afición deportiva tan “dura” como el remo es bastante inusual.

Gran parte es por desconocimiento sobre este deporte, pero ya me he ido encargando yo de ponerles al día. Hay muchas cosas en común entre ambas facetas, la deportiva y la profesional. En los dos sitios todos tenemos que formar un equipo bien coordinado, nadie va por libre y todos debemos remar en la misma dirección, valga la expresión. Aquí usamos mucho la frase “salimos todos, volvemos todos, nadie se queda atrás”, señal inequívoca de un buen trabajo en equipo.

De tanto hablar allí sobre el remo, a algunos compañeros les picó tanto el gusanillo de la curiosidad que incluso acabaron viendo algunas regatas por internet. Saben que siento verdadera pasión por el remo y que es una parte muy importante de mi vida.

La igualdad en el remo ¿es una asignatura pendiente, está ya asimilada o todavía necesita la tutela de la Administración y organizadores para una verdadera equiparación?

Vamos por el buen camino y se están dando muchos pasos a favor de lograrlo.
Un salto evidente ha venido tras la equiparación de los premios en numerosas competiciones.  Antes eran los equipos masculinos de absolutos los que aportaban casi en exclusiva a un club una parte muy importante de sus ingresos, 

Campeonato de España de trainerillas (2019) Meira

El resto, parecíamos ser (económicamente hablando) como un pequeño lastre añadido que restaba posibilidades de progresar al equipo principal. Siempre solíamos ir con la peor embarcación, el mejor material se reservaba para la categoría masculina. 
Eso se ha acabado, Ahora aportan tanto las chicas como los chicos y, en algunos casos, incluso son ahora ellas las que mayor aporte económico realizan. 
Los clubes son conscientes de ello y por eso se tiende, cada vez más, a crear y potenciar a los equipos femeninos, dotándoles de mejores medios, preparadores, etc.
Ser diferente no te hace, ni de lejos, ser inferior. Eso es algo que sí creo que está bastante asumido por la sociedad de hoy en día y empezamos a verlo reflejado también en el deporte.
No podemos cambiar mentalidades ni «malas costumbres» de un día para otro pues todo esto requiere de mucho trabajo y a realizar entre todos.

¿Qué le puede aportar a una chica hoy en día un deporte como el remo?

Tanto el remo, como cualquier otro deporte, nos beneficia a todos tanto psicológica como físicamente. Cuando vas viendo que tus esfuerzos van dando resultados, eso te ayuda a superar otras complicaciones de la vida. Te sirve tanto para relajarte como para deshacerte de otros problemas, ya que cuando entrenas tu mente se centra en un único objetivo en ese momento.

El remo puede que te quite mucho, especialmente tiempo. En mi caso me ha quitado excursiones, fiestas y otras cosas… pero lo que me ha dado es incomparable y no lo cambiaría por ninguna de esas cosas de las que he tenido que prescindir.

¿Está bien tratado este deporte por los diferentes medios de comunicación?

Conozco tanto Galicia como Euskadi, en ambos sitios he estado compitiendo, y sí que he notado bastante diferencia a la hora de informar por parte de los medios de comunicación. Sí que es cierto que, quizás, las categorías base están bastante desatendidas por los medios en ambos territorios, pero en lo que se refiere a las traineras, en el País Vasco se pone mucho más el foco mediático en ellas que lo que sucede en Galicia. Los clubes gallegos, por ejemplo, tienen que hacer un enorme esfuerzo para difundir el remo entre escolares porque es algo bastante desconocido para muchos jóvenes, incluso de poblaciones tradicionalmente pesqueras. Gran parte de ellos no saben siquiera lo que es una trainera, cuando es algo que ha formado siempre parte de nuestra historia y tradiciones más populares.

¿Hasta dónde llegan los sueños de Belén en este mundo del remo? ¿Seguir como remera, quizás una futura entrenadora?

Cuando empecé, mis sueños como promesa eran remar en un Campeonato de España, ir a una Concha… Muchos ya se han cumplido. Tres veces campeona de España, he remado en Euskadi, en la Concha…
¿Cómo entrenadora? La verdad que ahora mismo no lo acabo de ver, aunque puede llegar a ser algo muy bonito. 

Con Hernani, de marca (2017)

Creo que hacen falta unos requisitos muy especiales para ello. No sólo es saber mucho de este mundillo. Ser un perro viejo que conoce todo sobre medidas, remadas, etc. puede ser una ayuda muy importante, pero también hay que saber transmitírselo a los chavales, tener una formación muy específica para poder orientarles por el camino correcto.
¿Y a nivel de directivo, o algo así, en un club? He visto a mi padre dedicar un montón de horas durante los dos años que estuvo en Bueu de directivo, con el único objetivo de hacer cada día mejor al club.
El esfuerzo,  el sacrificio y la atención permanente que necesita un club de remo para salir adelante es algo muy complicado de gestionar y a lo que muy poca gente está decidida a comprometerse con ello.
A la Belén del futuro lo único que de verdad le gustaría sería volver a remar. Y si no se dieran las condiciones para ello, al menos, poder disfrutar del remo desde el muelle, animando como siempre a mis amigas y compañeras… porque el remo me dio mucho y siempre va a formar parte de mi vida.

Con Tirán (2017)

¿Con qué momento especial te quedas de todos estos años?

Recuerdos especiales han sido muchos, pero prefiero quedarme con esas compañeras de Tirán con las que viví un montón de momentos inolvidables, sin necesidad de grandes triunfos ni victorias de por medio. Me quedo con aquellos entrenamientos que no acababan de salir bien, con las regatas que ganamos, con esoos momentos llorando juntas, cuando nos marchamos de Tirán, etc.

Ahora son como mi familia. Es algo que sin el remo no tendría y todas ellas me han aportado mucho como persona.
Y también me quedo con los momentos disfrutando del remo junto a mi padre. Sacándose fotos conmigo tras la victoria en el Campeonato de España con Meira. Sobre todo, y especialmente, cuando le oigo hablar con enorme orgullo de mí con algún amigo suyo, sobre mis logros, bien sean deportivos o profesionales.
Como momento especial, tengo guardado un recuerdo del verano en que me fui a Riveira un recuerdo muy especial. Mi padre fue a Tirán y les pidió uno de los remos rotos del foso que iban a tirar. Lo reparó y lo colocó en la pared de mi habitación con todas mis medallas colgadas. Imagínate la sorpresa cuando llegué tras todo un verano fuera.

Sintetizar la extensa pero interesantísima conversación con Belén se me hace complicado. Pocas veces he visto a una persona tan joven vivir el remo con una pasión tan desenfrenada como en su caso. Se le nota en cada palabra, en cada expresión, como enfatiza los detalles más nimios. Sobre todo, me quedo con su sencillez a la hora de disfrutar del remo, como valora el compañerismo antes que las victorias, como idealiza a su padre como ejemplo a seguir, tanto en su aspecto deportivo como en el humano. Me ha dado toda una lección de cómo goza de su buena filosofía de la vida y su enfoque muy especial del remo. Mucho ánimo, Belén. Vuela alto y nunca dejes de soñar…

Si te ha gustado esta entrevista seguro que te gustará también la que hicimos al remero de Pontejos Saúl Peña o al preparador físico y remero de Bermeo Urdaibai Ander Zabala